lunes, 29 de octubre de 2007

LAS BEATIFICACIONES DE LA DISCORDIA. Juan Cejudo

No cabe duda que la beatificación ayer en Roma de los 498 “mártires de la Cruzada de Franco” como alguien los ha llamado, ha sido un error histórico por parte de nuestros obispos y del actual Papa Benedicto XVI.
Pablo VI sistemáticamente se había negado siempre a esas canonizaciones. Es un tremendo error canonizar como beatos a quienes perdieron su vida en uno de los bandos en conflicto mientras se han olvidado de quienes cayeron también martirizados por defender su fe defendiendo al mismo tiempo la legítima autoridad de la República.


Ahí están si no, con nombres, apellidos y con todos los datos, los 16 curas fusilados en el País Vasco, alguno en Mallorca y en otros muchos en diferentes puntos de España.

La Iglesia española, que durante la guerra, jugó un papel predominante a favor del franquismo ( en contra incluso de la posición mediadora que adoptó el propio Papa en el Vaticano), que además no ha pedido humildemente perdón durante todos estos años por aquellos errores del pasado, ha vuelto a tomar de nuevo la opción de defender a los caídos en el sector “nacional”, olvidando a los que cayeron en el otro bando.


Para mí, tanto merecer ser beatificados unos como otros. No deberían haber hecho ninguna distinción. Dicen ellos que es que “a los otros” ( como si los mártires sólo fueran los del sector franquista) nadie se ha preocupado de promoverlos. ¿Quieren decir que los 498 que cayeron del bando “nacional” son los de la Iglesia y que los demás ( del sector republicano, víctimas del franquismo ) no son hijos de la Iglesia? Me parece una aberración haber dado esa pésima imagen que se ha dado.


Pero, por desgracia, estamos ya acostumbrados a que siempre pase igual. Como dice José María Castillo en su artículo: “498 mártires”, las numerosísimas víctimas de las dictaduras latinoamericanas de los años 70 y 80 del pasado siglo en Latinoamérica tendrán muy duro ver las canonizaciones. Mártires como el Obispo Romero en El Salvador o Monseñor Angelelli en Argentina o Ignacio Ellacuría o los muchos creyentes “revolucionarios” que fueron aniquilados por Pinochet o Videla tendrán muy complicado poder ser beatificados.


La diferencia : que unos eran de derechas, los otros de izquierda. Unos , gente de orden, los otros, comprometidos social o políticamente por el pueblo: revolucionarios.


Pero además, “curiosamente” coincide con la aprobación recientemente, de la Ley de Memoria histórica en el Parlamento… Un tremendo error de oportunidad política. ¿ La diplomacia vaticana, la más experimentada del Mundo, no lo hubiera podido evitar? Ya que, la Iglesia_ ¡otra vez- aparecerá unida a la estrategia de la Derecha política. Porque aunque digan que” las canonizaciones no van contra nadie”y la futura Ley sí “reabrirá heridas”…nadie podrá creerlos, más con la actitud tan descarada a favor de la Derecha que están jugando en esta legislatura, manifestaciones de obispos incluidas.


De hecho han sido muchísimas las críticas que estas canonizaciones han provocado, desde amplísimos frentes del pensamiento cristiano como el último comunicado de “Redes Cristianas” de hace algunos días. (Un colectivo que agrupa a más de 150 colectivos de cristianos de todo el país)
Hubiera sido muchísimo mejor que ayer en Roma hubieran sido beatificados todos sin distinción: de derechas o de izquierdas.


La imagen que la Iglesia ha dado ha sido la de siempre : la de estar a favor de la víctimas de un determinado sector. Como si los hijos de Dios sólo tuvieran un color político determinado.
Vuelvo a insistir. Se echa muchísimo de menos en nuestro país una figura como la de Tarancón que supo mediar durante la transición sin tomar partido y sabiendo mantenerse al margen de la confrontación política.


Nuestros obispos (ahora también animados desde el Vaticano), parece que han decidido apostar por la confrontación, la polémica y la discordia entre creyentes y entre ciudadanos.

miércoles, 24 de octubre de 2007

498 MÁRTIRES. José María Castillo, teólogo

Fuentes: El Ideal, Moceop, Redes Cristianas, Somos Iglesia Andalucía


EL próximo día 28, con toda solemnidad en la plaza de San Pedro de Roma, serán beatificadas por el papa 498 personas que murieron asesinadas en la Guerra Civil española de 1936 a 1939. Nunca, en la larga historia de la Iglesia, habían recibido los honores de la beatificación tantos cristianos a la vez. Se trata, pues, de un hecho enteramente singular que debería ser motivo de gozo para toda la Iglesia, especialmente la española.





Lo que ocurre es que este hecho tan gozoso para la Iglesia no puede ser motivo de alegría para todos sus miembros. Porque los que van a ser elevados a tanta dignidad pertenecían todos a uno de los bandos contendientes. Y ahora nos encontramos con la desagradable coincidencia de que entre quienes fueron asesinados en el otro bando había también personas con creencias religiosas, pero resulta que justamente en estos mismos días, cuando unos españoles preparan gozosamente su viaje a Roma para honrar a sus antepasados como heroicos mártires, hay otros españoles que profesan las mismas creencias religiosas, pero que se sienten, no sólo olvidados y excluidos de la fiesta, sino además sin poder saber ni dónde fueron enterrados sus difuntos.






Y hasta es posible que haya quienes se vean señalados con el dedo como gentes que no son capaces de olvidar agravios que todos tendríamos que borrar de la memoria.



La Iglesia es cuidadosa para que sólo suban a los altares quienes dieron su vida por motivos religiosos, nunca si hay sospecha de que fueron asesinados por motivos políticos. En los años 70 y 80 del siglo pasado, cuando en América Latina alcanzaron mayor crueldad las dictaduras militares, fueron torturados y masacrados muchos miles de cristianos: obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, catequistas y laicos.





Las víctimas de aquellos horrores lo tienen muy crudo para alcanzar la gloria que el día 28 van a conseguir los que en España murieron en la ‘zona roja’. Los casos más llamativos son los de Monseñor Angelelli, en Argentina, y sobre todo el de Monseñor Romero, en El Salvador, que fue ejecutado sobre el altar cuando estaba celebrando la eucaristía. Ninguno de estos obispos ha sido aún beatificado. Muchos de los que murieron violentamente en América Latina eran seguramente tan cristianos como los que sufrieron tortura en las checas y muerte infame en las cárceles de la República.





La diferencia está en que quienes fueron ejecutados en el bando republicano eran creyentes y además de derechas, ‘gente de orden’. Mientras que muchos de los cristianos asesinados por Videla o Pinochet eran creyentes, pero creyentes de izquierdas, ‘gente revolucionaria’. Y ya lo sabemos, desde el punto de vista dominante en el Vaticano, el ‘orden’ sube a los altares, mientras que la ‘revolución’ baja a los infiernos. Militares de ‘orden’ y de derechas fueron Franco y Pinochet. Sus víctimas difícilmente van a subir a los altares. Ya se podrán dar por satisfechos sus familiares si un día encuentran las tumbas de quienes fueron ejecutados como ‘revolucionarios’.



Yo sé que remover el recuerdo de la Guerra Civil es un asunto escabroso. Porque, en vez de curar viejas heridas, puede echar más vinagre en cicatrices que no se acaban de cerrar. Sin embargo, y aun a riesgo de irritar a quienes ven las cosas de otra manera, creo que es necesario hablar de este asunto. Porque ahora nos estamos dando cuenta de que, en la ejemplar transición tantas veces elogiada, hubo una herida que curó en falso.





Quizá no pudo ser de otra manera. Hoy somos muchos los que pensamos que ha llegado la hora de sanear nuestra convivencia. Ahora bien, si alguien tiene un papel determinante en esa tarea, es la Iglesia, sobre todo los obispos. El próximo día 28 van a estar casi todos los obispos españoles en la plaza de San Pedro. Y luego vendrán las celebraciones locales de los 498 mártires, en cada ciudad, en cada parroquia, en cada pueblo. Vamos a tener fiestas de mártires por toda España durante semanas.





Por más que el portavoz de los obispos, Martínez Camino, nos diga que todo eso no tiene ninguna intencionalidad política, sería necesario estar ciegos para no darse cuenta de que así se le les facilitan las cosas, con vistas a la campaña electoral, a quienes hoy se sienten herederos del ejemplo de aquellos españoles que hoy son considerados como mártires de una cruzada, justamente cuando de los otros que cayeron no se quiere ni recordar su memoria.



Cuando estalló la Guerra Civil, había en Linares un cura que era el párroco de los mineros. En Linares mandaban los republicanos. Y entre los mineros abundaba la gente de izquierdas. Y sin embargo, nadie se metió con aquel cura. No fue mártir. No pudo serlo. Porque antes de empezar la guerra, y durante la guerra, se dedicó por entero a aliviar el dolor de sus feligreses, que trabajaban duro y ganaban jornales de miseria, sin la debida seguridad y, sobre todo, sin dignidad.





El cura del que hablo era don Rafael Álvarez Lara. Acabada la guerra fue nombrado obispo de Guadix y luego de Mallorca.





Él me ordenó a mí de sacerdote y siempre tuve con él una excelente amistad. Fue un hombre bueno de verdad. No pretendo insinuar que los que ahora van a ser venerados como mártires no fueron tan buenas personas como lo pudo ser don Rafael. Lo que digo es que si los curas y monjas, que había en España en los años 30, hubieran sido vistos por los pobres, los obreros y los trabajadores como los mineros de Linares veían a don Rafael, seguramente ahora no tendríamos tantos mártires en los altares, pero a lo mejor habría más cristianos en las calles y más unidad, respeto y armonía en nuestra sociedad.

domingo, 14 de octubre de 2007

COMUNICADO DE REDES CRISTIANAS: "SOLIDARIDAD CON TODAS LAS VÍCTIMAS DE LA GUERRA CIVIL Y ACERCA DE LA PRÓXIMA BEATIFICACIÓN


Fuentes: Redes Cristianas, Moceop, Somos Iglesia de Andalucía


En referencia a las víctimas de la Guerra Civil española (1936-1939) y a las que siguieron durante los años de la dictadura franquista (1939-1975), a propósito de las cuales determinados sectores de nuestra sociedad se ocupan recientemente de purificar la llamada “Memoria histórica”, y a propósito asimismo de la prevista beatificación de 498 personas asesinadas en el sector republicano, el colectivo Redes Cristianas MANIFIESTA:


Que la guerra debe rechazarse como un grave error. Que, por lo tanto, debe rechazarse también como error nuestra Guerra Civil. Para superar los conflictos y construir la paz son imprescindibles siempre medios pacíficos: el análisis sociológico de la realidad, la revisión colectiva de nuestros proyectos sociales, la colaboración. Y, aun así, la paz nunca es neutral. Para construir un futro en paz será siempre necesario que las partes reconozcan los errores que les condujeron a la guerra y pedir perdón por ellos.


Hoy ya no se trata de buscar culpables, pero tampoco se trata de un ambiguo relativismo histórico. Se trata de que todas las partes reconozcan su parte de culpa, y, en primer lugar, nosotros, los cristianos, reconocer y pedir perdón por la posición beligerante que la mayor parte de la Jerarquía eclesiástica tuvo.


Que la purificación de la memoria histórica no ha de consistir en juzgar el pasado común repartiendo culpabilidades. Todos somos corresponsables de los hechos colectivos: ganamos con los que ganan y perdemos con los que pierden. Debemos reconocer que en nuestra Guerra Civil perdimos todos.


Desde la más profunda admiración por las vidas y sobre todo por las circunstancias de sus muertes, creemos que, dado que la Iglesia no ha pedido perdón por lo ocurrido, esta beatificación es inoportuna. Manifiesta la incapacidad de la jerarquía por superar las posiciones de hace 70 años. Y, por otra parte, se presta a una obvia instrumentalización política.
Que consolidamos nuestra memoria como patrimonio enriquecedor en la medida que, mirando el pasado, construimos el presente, hacemos historia.


Por eso, después de 70 años valoramos muy positivamente algunos de los esfuerzos del gobierno legítimo de la República, como por ejemplo, la extensión de la enseñanza para todos, el reconocimiento de los derechos de la mujer, la separación Iglesia/Estado, etc. Será profundizando en estas propuestas como, implícitamente, honraremos a los que trabajaron en estas direcciones.


Que, obviamente, todo el mundo tiene derecho a honrar el nombre de sus antepasados, fuera cual fuere su ideología, sobre todo si sus vidas y muertes fueron heroicas, sin que esto suponga deshonra para los demás.


Por eso, es necesario honrar también y sin ninguna ambigüedad la entrega generosa de tantos que murieron por la causa de la justicia, del reconocimiento de los derechos de todos, de la paz. Olvidar a los miles de maestros, sacerdotes, obreros, dirigentes, políticos, etc., que murieron víctimas de la represión franquista no sólo es una injusticia, sino que hace imposible la reconciliación y la paz.


Que, definitivamente, el objetivo común por el cual merece la pena movilizarnos a todos los niveles es el de la cultura de la paz, de la conciliación o reconciliación, si fuera necesario, pidiéndonos perdón mutuamente.


Redes Cristianas, 14 de octubre del 2007

martes, 9 de octubre de 2007

HISTORIA DEL BUSTO DE FERMÍN SALVOCHEA DE LORETO. Juan Cejudo




A finales del año 1.983 la Junta Directiva de la Asociación de Vecinos, acordó en una de sus Juntas, lanzar una Campaña en el Barrio y en toda la ciudad, para levantar un busto al insigne gaditano Fermín Salvochea y Álvarez del que conocíamos bien su personalidad y a quien, durante los 40 años de la Dictadura, se le había condenado al silencio más absoluto , sin hablar para nada de la importancia de su extraordinaria figura.

Nuestra intención y nuestros deseos fueron levantar, no un busto, sino un monumento. Pero, al pedir presupuesto al escultor gaditano Sr. Jesús Micó, vimos que se nos iba completamente de las manos. Incluso el presupuesto del busto, era un gasto completamente desproporcionado para nuestras posibilidades como Asociación. Ya que había que hacer un molde previo y luego, llevarlo a fundir en bronce a Madrid. Y sólo los gastos de transporte nos resultaban carísimos, además de lo que constaba el trabajo del escultor. No recuerdo el presupuesto exacto.

Como pensábamos que nos iba a costar muchísimo trabajo conseguir el dinero, decidimos entonces, hacer una “suscripción popular” abierto a la participación y al apoyo de todos los vecinos del Barrio y de todos los gaditanos que quisieran colaborar con nuestro proyecto.

Hicimos papeletas a precio económico, que vendíamos por todos sitios: en Loreto, en otros barrios y zonas de la ciudad y hasta fuera de Cádiz. Así estuvimos muchos meses juntando peseta a peseta la cantidad necesaria.

Conseguimos una subvención económica de los ayuntamientos de Cádiz ( que presidía Carlos Díaz) y del de Puerto Real , presidido por José Antonio Barroso.
También la Asociación de Vecinos puso una pequeña cantidad. Pero no queríamos que todo el dinero de las cuotas de los socios se dedicara a esto, pues había otra serie de gastos de la Asociación que eran de obligación cubrir.

Hay que resaltar la ayuda especialísima que recibimos de Antonio Chico Coto ( ya fallecido), que siempre fue un entusiasta defensor de Fermín Salvochea. Él vendió muchísimas papeletas por muchos sitios de Cádiz y nos ayudó después mucho para dar realce a la inauguración del Busto en nuestra Plaza.

Si no recuerdo mal ( ya que no hay nada escrito en los Boletines de la Asociación sobre este importante acontecimiento), fueron 15 meses los que tardamos en poder recoger todo el dinero en inaugurar el busto. El Ayuntamiento nos ayudó a poner la base de mampostería donde iría colocado el busto, aunque todos los gastos de la confección del busto y su fundido en bronce en los talleres de Madrid , los del escultor Sr. Micó y el revestimiento en granito negro Sudáfrica y tallado de letras con pintado de las mismas en polvo de oro, fueron nuestros. El texto que está escrito en el frontal del busto fue aprobado en una Junta Directiva de la Asociación por unanimidad.

Por fin el 23 de Marzo de 1.985 el busto quedó inaugurado. Debemos decir que asistieron los alcaldes de Cádiz y Puerto Real, Ignacio Moreno, Secretario de Carlos Díaz y autor de una biografía sobre Salvochea y Pepe Mena, gran admirador de Salvochea. Tambien estuvo presente un compañero de Chico Coto, llegado junto con más personas desde Algeciras donde vivía, Sebastián Pino, (fallecido hace pocos años) que había sido el Comandante del Batallón Fermín Salvochea, formado durante la Guerra Civil por republicanos y anarquistas del Campo de Gibraltar.

Sebastián Pino leyó un escrito, lleno de emoción, delante del busto de Salvochea del que ha quedado constancia en las fotos que se hicieron aquel día.

Debemos decir que han pasado más de 23 años desde que este busto se inauguró y con el paso del tiempo, se ha perdido el color dorado que tenían las letras. Ha habido muchos meses que las letras casi no podían leerse , por el deterioro. También se perdió un foco pequeño que iluminaba el busto por las noches desde el suelo. Y se perdió un rosetón de flores que lo adornaba, en parte por el salvajismo de los niños, que, ante la indiferencia generalizada de padres y vecinos, juegan habitualmente a la pelota en esa zona ajardinada, contribuyendo a su deterioro.

Debemos pedir a todos los vecinos que, por favor, cuidemos este espacio y lo respetemos.



Y al Ayuntamiento y al responsable de Parques y Jardines, que cuiden al máximo este espacio dedicado a uno de los gaditanos más importantes de nuestra historia,al que habría que haberle hecho justicia hace ya años dedicándole un importante monumento en nuestra ciudad.

Muchas gracias a todos por vuestra asistencia a este acto.

Cádiz, 27 de Septiembre de 2007




(Texto leido por el autor, por invitación del Presidente de la Asociación de Vecinos de Loreto, delante del Busto a Fermín Salvochea existente en Loreto, con motivo del centenario de su muerte el 27 de Septiembre de 2.007)

SOBRE “LA HISTORIA DE CÁDIZ ESCRITA EN MÁRMOL”. FALTA UNA LÁPIDA DE UN INSIGNE GADITANO EN LA BARRIADA DE LORETO.-Juan Cejudo

No sé si al autor de esta información que apareció en “Diario de Cádiz” el 29 de Agosto se le ha pasado, o bien, si el enfoque del artículo es sólo en referencia a placas exclusivamente de mármol ( y no de granito), de insignes personajes que han dejado su huella en Cádiz.

Porque falta una lápida muy importante de un eminente gaditano que ha dejado una gran huella en Cádiz : la de Fermín Salvochea, existente en la Barriada de Loreto, aunque en este caso la lápida está esculpida no en mármol sino en granito negro Sudáfrica, sobre el frontal del busto que está en nuestra plaza y cuyo texto envío por si es posible que pueda ser difundido para información de todos los gaditanos.
Más, cuando dentro de unos días ( el 27 de Septiembre) se van a cumplir los 100 años del aniversario de la muerte de este gran Alcalde de Cádiz.



Atentamente le saluda : Juan Cejudo Caldelas
31131455N
Plaza Virgende Loreto 8-4º C
11011.-Cádiz
jucecal@ono.com
(Escrito enviado el 30-08-07 a los medios informativos de Cádiz y no publicado)