El jueves Santo, como bien dice el teólogo José María Castillo, nos deja 3 mensajes fundamentales:
- 1).-El mandato de celebrar la Eucaristía para hacer presente a Jesus muerto y resucitado 2).- el lavatorio de los pies, es decir debemos estar al servicio de los hermanos, ayudarnos mutuamente y 3).-el mandamiento del amor fraterno.
La Iglesia ha olvidado pronto los mandatos del lavatorio de pies, es decir del servicio a los demás y el mandato del amor fraterno y sólo ha dejado el mandato de la eucaristía, como un precepto dominical obligatorio.
La eucaristía Jesús la celebra en una cena normal con sus discípulos y las mujeres que le acompañaban. Y allí les deja el encargo de que lo hagan tomando el pan y el vino para recordarle a Él.
¿Qué hemos hecho de esta cena del Señor? La hemos desvirtuado de modo increíble....Ya no es una cena de amigos, sino un conjunto de personas que asisten pasivamente a la ceremonia y recitan unas oraciones. Ya no hay comida y bebida, es una fina hostia la que se reparte...No están todos reunidos, sino todos en unos bancos mirando hacia el frente y con un gran protagonismo del sacerdote, no de la comunidad... Sé que hay excepciones, pero hablo de lo que suele ser general en la mayoría de las misas.
Habría que volver al verdadero sentido de la Eucaristía, donde la comunidad participa activamente, para celebrar el recuerdo de Jesús, un Jesús al que mataron por ser alguien peligroso para el sistema, un subversivo que anunciaba un Reino de Dios, donde existiera justicia e igualdad, porque todos somos hijos del mismo Padre y por tanto, hermanos y al que Dios resucitó. Una persona que denunciaba la hipocresía de aquellos dirigentes religiosos y políticos. Que siempre estuvo al lado de los pobres, de los marginados, de los enfermos y prostitutas y que vivió pobremente....
A ese Jesús debemos hacer presente cuando celebramos la eucaristía...Es absurdo ir a Misa para "cumplir con el precepto" y con la norma...Es absurdo también que en muchas partes del mundo cientos de miles de personas no puedan participar de la eucaristía porque no tienen un sacerdote célibe que la presida....
Por eso hoy Jueves Santo son fundamentales los otros dos mensajes de Jesús: el lavado de pies entre nosotros, es decir la ayuda mutua, el servicio a los demás, el apoyo mutuo y el amor fraterno:
"Les doy este mandamiento nuevo: que se amen unos a otros. Ustedes se amarán unos a otros como yo los he amado. Así reconocerán todos que ustedes son mis discípulos: si se aman unos a otros"
En medio de un mundo donde dominan los valores del egoísmo, el individualismo, el dinero, el poder...hay mucha gente buena que vive haciendo el bien a los demás. Suele darse entre la gente más sencilla y surgen por muchos sitios iniciativas dignas de elogio, para ayudar a los sin techo, a drogadictos, a inmigrantes, a personas que no tienen para comer, a gente desempleada, a mujeres maltratadas....Y son muchos los colectivos que luchan por la justicia, por los derechos humanos en la sociedad y en la Iglesia....Son gente creyente y no creyente. Da igual. Están haciendo realidad el mandato de Jesús. Están luchando por hacer presente ese Reino de Dios aquí en la tierra.
Pienso en tantos misioneros y misioneras que entregan su vida entre los más desfavorecidos de la tierra y por tanta gente no creyente que de modo altruista van a otros países para ayudar de modo permanente o temporal, o bien cuando hay tragedias humanitarias o para ayudar como profesionales de la salud, especialmente ahora con motivo de la pandemia....Hay mucha gente buena en el Mundo.
Nosotros como creyentes, debemos hacer nuestro este triple mensaje de Jesús en el día del Jueves Santo, para llevarlo a la práctica en nuestro entorno, dentro de nuestras posibilidades. También podemos ayudar a otros países empobrecidos apoyando por Internet muchas de las campañas que nos llegan para que las firmemos o colaborando económicamente, si podemos, con diversos proyectos en África, América Latina o Asia . Siempre al servicio de los más desfavorecidos, siempre apoyándonos mutuamente, siempre luchando por los valores del Reino que Jesús predicó: la igualdad, la justicia, la fraternidad en la línea que Francisco marca en la Fratelli tutti.