sábado, 28 de septiembre de 2024

ASISTÍ AYER A LA OFRENDA FLORAL A SALVOCHEA EN EL CEMENTERIO DE CÁDIZ. Juan Cejudo


Foto de M. Carmen Puyana

Foto de M. Carmen Puyana


Un buen grupo de gaditanos y gaditanas nos encontramos ayer en el Cementerio de S. José de Cádiz para realizar la ofrenda floral a Fermín Salvochea, que desde hace ya muchos años,  se viene haciendo con motivo de su aniversario. Este año se cumple el 117 aniversario.

Nos convocaba como siempre la Asociación de Amigos, as de Fermín Salvochea.

Los responsables de CEMABASA, como siempre, donaron una hermosa corona de flores que fue colocada por varios de nosotros y nosotros aportamos un ramo de flores rojas.

Tomó la palabra Sebastián Terrada en nombre del colectivo convocante resaltando la figura y los valores  de Fermín en este su 117 aniversario.



Dieron la palabra que cada cada uno pudiera hablar. 

Yo intervine para decir que quería compartir allí la parte final de una charla que dí hace algo más de 4 años a un buen grupo de mujeres de Loreto en un acto organizado por una entidad cultural.

Mis palabras fueron éstas: 



MI VALORACIÓN SOBRE SU VIDA


Para mí, Fermín Salvochea es un personaje verdaderamente

 impresionante.

Me admira de él su profunda honestidad y coherencia entre sus 

ideas y su vida.

Un hombre que lleva a la práctica aquello en lo que cree. Es un

 hombre con convicciones profundas y también de acción.



Son muchísimas las facetas a destacar en él:

  • En el terreno personal, su cariño a su madre a quien

  •  respetaba, a pesar de sus discrepancias con ella en el 

  • terreno religioso.

  • Su ayuda material a cuantos estaban necesitados, ofreciendo

  •  su dinero, su ropa, las mantas que pedía prestadas a los

  •  comerciantes amigos y hasta su propia cama que dio a un

  •  necesitado y a consecuencia de las lesiones provocadas al 

  • caer de la mesa donde dormía, murió.

  • Visitaba a los revolucionarios presos en los castillos de Santa

  •  Catalina y San Sebastián, antes de su embarque a Fernando

  •  Poo o Filipinas.



  • Su sentido revolucionario con hechos, aceptando

  •  responsabilidades políticas en su época republicana como

  •  Alcalde y participando más tarde como presidente del

  •  Cantón de Cádiz, enfrentándose a los militares. También 

  • participando en las revueltas campesinas por las sierras de 

  • Cádiz y Málaga contra los militares.


  • Destaca también su actitud de entrega con los penados con 

  • los que compartió prisión durante más de 21 años. Se llevaba

  •  siempre bien con todos los reclusos, ayudándolos y

  •  animándolos. Ellos sentían una profunda admiración por

  •  Salvochea. 



  • Estudió medicina para poder ayudar a los reclusos,

  •  les enseñó a leer y escribir para que pudieran comunicarse 

  • con sus familias y repartía con los que menos medios tenían 

  • el dinero que le enviaba su madre.

  • Me llama la atención su coherencia radical (no entendida por

  •  casi nadie) al rechazar los indultos que se le concedían por 

  • no considerarlos justos y preferir permanecer en prisión o 

  • también rechazando huir tras los sucesos de 1873 para 

  • evitar poder ser fusilado.

  • Su austeridad de vida en la ropa que vestía, en la comida 

  • frugal que tomaba, en los baños diarios durante todos los 

  • meses del año…



  • Me llama la atención su capacidad, a pesar de su origen 

  • burgués, para conectar con las aspiraciones obreras, 

  • especialmente en su última etapa como anarquista,

  • ya desengañado de la política. Así movilizará a las masas 

  • obreras en las movilizaciones de 1890 y 1891 del 1º de mayo.

  • Su dignidad y temple contestando a jueces y gobernadores 

  • que le interrogaban y acusaban



  • Su faceta como escritor, traductor y redactor en “El 

  • Socialismo” y otras revistas

  • Salvochea era una persona admirada por todos, hasta por 

  • sus propios adversarios políticos.

  • Me llama l atención en su biografía que a diario tomara café 

  • con un cura ( él que era ateo y anticlerical) También sabía

  •  acompañar a su madre a misa y luego la recogía. Sabía ser

  •  respetuoso con las creencias de su madre aunque no las

  •  compartiera.

       
                
Foto de M. Carmen Puyana

  • Por último y respetando a quienes puedan leer esto que no lo

  •  compartan, yo, como creyente, debo decir que para mí 

  • Fermín Salvochea es, sin él saberlo ni quererlo, un gran 

  • imitador, al modo laico y ateo, de Jesús de Nazareth, por su 

  • compromiso con los más débiles y abandonados de la 

  • sociedad, por su empeño en buscar la justicia, la igualdad 

  • entre los seres humanos, la libertad, la fraternidad. No me 

  • extraña que Lerroux le llamara “El Cristo anarquista” o 

  •  alguien dijera que era un “santo laico”.



Por eso los ideales de Fermín Salvochea son los ideales de

 muchos cristianos de base de hoy que intentan seguir el 

camino de Jesús de Nazareth llevando una vida 

comprometida con los sectores populares para buscar- 

junto a muchas otras personas y colectivos- otro mundo 

posible, otra iglesia más de acuerdo con el evangelio.



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