¿Qué ha pasado para que los obispos españoles hayan dado ese giro de 180 grados en su toma de posición ante el proyecto de ley sobre la muerte digna?
Hace tan sólo un mes, Rouco Varela decía en un acto público que el proyecto de ley no es una ley de eutanasia y que, por tanto, la Iglesia no se opondría a ella. Decía más: sus colaboradores ya la habían leído y no habían encontrado nada raro. Tenía, pues, su aprobación.
Pero, recientemente, en el Comunicado de la Conferencia episcopal se dice que la nueva ley va a suponer una "legalización encubierta de las prácticas eutanásicas".
(¡ Menuda diferencia de valoración!)
¿Qué habrá pasado en este mes para este cambio tan profundo de criterio?
¿Los sectores ultracatólicos han presionado a los obispos para el cambio de postura? Es muy posible. Esos sectores están ahí siempre, presionando. Sabemos quienes son y cómo actúan. Vienen haciéndolo desde hace mucho tiempo. Suelen amenazar con denuncias de los obispos más dialogantes a Roma o a la Curia.
Y ya sabemos que en la Curia y en Roma está la Inquisición siempre dispuesta a arremeter contra todo el que se pase, sea teólogo, sea obispo. Y esos sectores ultracatólicos tienen fuertes vínculos con los inquisidores romanos.
¿Habrá pasado que, una vez aprobadas las subvenciones para la visita del papa, ya se siente con más libertad para volver a atacar al gobierno?
El comunicado de los obispos suena a querer sacar otra vez el hacha de guerra, utilizando la artillería pesada, llamando incluso a desobedecer la ley y a emplear todos los medios legales para conseguir retirar el proyecto de ley.
Un cambio de postura demasiado profundo en tan solo un mes.
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