Ayer estuve en la manifestación convocada por Democracia real ya en Cádiz.
Más de 5000 personas nos dimos cita en el lugar señalado: la Plaza de España.
Aquello era un bullicio de gente que iba llegando de todos lados con sus pancartas, sus letreros, sus instrumentos de música: bombos, cajas, platillos...
Los organizadores animaron a todos a subir al monumento a las Cortes para hacer las fotos de rigor. Allí se leyó un manifiesto aplaudido por todos y al poco tiempo, con algo de retraso, la manifestación se puso en marcha en dirección a Canalejas, Cuesta de las Calesas, para terminar en la subdelegación del Gobierno frente a las Puertas de Tierra.
Allí varias personas tomaron la palabra: Rafael Lara de Derechos Humanos, la representante de Democracia real ya en Cádiz que leyó el comunicado final y otro compañero que dio por finalizado el acto convocado.
Le cedió la palabra a otro compañero que estuvo informando de la ocupación o recuperación del Colegio Valcárcel para el pueblo de Cádiz, un lugar emblemático de la ciudad, que siempre tuvo uso público y que lleva años de abandono, pendiente de la especulación, donde se pretendió, sin éxito hasta ahora, convertirlo en un lujoso hotel de 5 estrellas.
Pretenden autogestionarlo de modo que el pueblo pueda utilizarlo para diversos fines, como Universidad popular, biblioteca, talleres varios, locales de ensayos, teatro, exposiciones etc...
Animó a los asistentes que siguieran todos hasta el Colegio para animar a los que estaban allí ocupándolo desde el día antes.
Tomó también la palabra un chico para informar de la marcha indignada a Madrid. Una marcha que partirá desde distintos puntos de la geografía española y que confluirá en Madrid.
La manifestación fue un ejemplo de civismo y bien hacer, sin ningún tipo de problema, con carácter festivo y lúdico, pero fuertemente reivindicativo como lo confirmaban los lemas de las pancartas y letreros de muchísimos de los asistentes.
Este Movimiento ha ido creciendo. Si el 15 de Mayo éramos 1500 personas, ahora éramos más de 5000. Vinieron gente desde El Puerto de Santa María, San Fernando, Sanlúcar, Rota....
Había motivos para gritar: "Y luego diréis que somos cinco o seis".
No cabe duda que los políticos deben tomar buena nota de este movimiento y dialogar con ellos. Deben escuchar sus gritos, sus mensajes...sus reivindicaciones.
Ellos se escudan en los votos. Pero una democracia que funciona al margen del clamor de la gente, es una falsa democracia. Por eso se canta: "parece democracia y no lo es"
Y esto no ha hecho más que empezar.
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Fotos: Juan Cejudo
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